lunes, 20 de octubre de 2014

Hey.

No me siento nerviosa, creo.

Aaron - Ironicaysarcastica.

***
Meorwhat: Hola.

Bugsbunny: Hey.

Meorwhat: ¿De que hablan las mujeres cuando no hay hombres cerca? 

Bugsbunny: ¿Por qué el interés sobre eso? 

Meorwhat: Curiosidad, tal vez.

Bugsbunny: Claro... 

Meorwhat: ¿Cuál es tu nombre? 

Bugsbunny: Adivina.

Meorwhat: ¿Pista? 

Bugsbunny: Nope. ¿Qué edad tienes? 

Meorwhat: No creo que sea importante, ¿y tu? 

Bugsbunny: ¿Importa? Buena jugada. 

Meorwhat: Bueno, no has contestado la pregunta, ¿de qué hablan? 

Bugsbunny: De muchas cosas, estupideces. ¿Tu nombre? 

Meorwhat: No es necesario saberlo. 

Oh vaya, este chico me intriga y me saca de quicio a la vez. 


martes, 14 de octubre de 2014

Más.

Creo que no debí comer eso.

***


No éramos nada, no fuimos nada y seguramente nunca lo íbamos a ser, pero era tan sencillo para los demás ver como era inevitable la atracción entre nosotros, como me mirabas y como te miraba. Mis celos que cualquiera podría ver y luego estaban los tuyos, tan ocultos y reprimidos. Y que decir de ellos, de nosotros. 

Tu con ella y yo con el.

Tu la amabas a ella.

Yo no a el.

Ella no te amaba a ti.

El me amaba a mi. 

¿Qué más puedo decir? Quiero que me abraces, quiero que me hagas reír como siempre lo haces, quiero que me digas estupideces y yo te responda con más estupideces pero no como esos amigos que se importan más de lo que creen pero no lo demuestran, si no más, quiero más. 

Mucho más. 

lunes, 13 de octubre de 2014

Él.



Es la 1 de la madrugada.
Tengo que levantarme a las 5.
Ir al colegio. 

*****
El levantó la mirada y sólo me veía a mi, el reflejo en sus ojos era yo. Se acercó lentamente, se le notaba dudoso pero aún así seguía avanzando y yo, tenía esa curiosidad de saber que era al que sus ojos verdes trataban de decirme. Cuando estuvimos a un metro de distancia el se detuvo y sonrió, tan enigmático, tan elegante, tan fantasmal; con ese traje de corbata gris que se le veía irresistible. 

— Hermosa noche.

— No más que usted, señorita. — me respondió aún con esa sonrisa en su rostro.

— ¿Qué lo trae por aquí? — le pregunte, ignorando la vergüenza que sentía.

— Lo mismo podría preguntarle, ¿Que hace sola en esta noche tan fría? 

— No ha respondido mi pregunta. 

— Y tu tampoco la mía.

Si, así era, él podía saberlo todo de mi con sólo darme un pequeña mirada, podía ignorarme por días y luego venir a mi como si yo fuera lo más interesante en el mundo y cuando yo quería saber de él, lo único que obtenía era una sonrisa misteriosa y preguntas confusas.